Mil nubes que observar se atreven a nacer cada día en el cielo, millones de estrellas nos esperan para ser descubiertas, y cientos de pensamientos viajan por aquí, esperando que tú los leas y dejes tu huella en cada uno de ellos, siempre será bien recibida. Así que no esperes más, y entra en mi pequeña parte de cielo, que no tiene límites.

sábado, 13 de octubre de 2012

It's too cold outside for angels to fly.

El ruido de los patines al rozar la carretera le relajaba, le encantaba mirar como las cuatro ruedas de cada patín se compenetraban y permitían deslizarse a quien los llevara puestos.
Cada domingo por la mañana se levantaba temprano y con una mochila a la espalda caminaba hasta llegar al puerto, allí cerraban una calle totalmente lisa, casi sin piedras ni rampas. Habían cinco bancos color caoba, con vistas al mar, y ella siempre se sentaba en el último, pero no para observar el dorado color del sol reflejado en el mar, sino para admirar a todos esos jóvenes que decidían pasar una mañana entre ruedas.
A media mañana, de su mochila siempre sacaba una pequeña botella de agua y dejaba que sus patines inspiraran el olor a salitre, pero nunca se atrevía a montarse en ellos.  Y así pasaba sus largas mañanas de domingo, aunque a ella le parecieran unas pocas horas.
En realidad ella no quería limitarse solamente a observar, ella quería sentir el viento matutino en su liso cabello, y sentir como sus piernas impulsaban toda esa fila de ruedas haciendo que ella se deslizara de un sitio a otro, pero no se atrevía. Una mañana de diciembre, de esas de frío invernal, nadie acudió a esa cita, nadie iba a destrozar hoy ese suelo, quizás el frío había ganado la batalla de este domingo porque
 nadie se atrevía a luchar contra él.
Así que animándose a sí misma decidió calzarse esos patines que tantos trucos habían observado desde el quinto banco, ponerse en pie con ellos y desafiar al frío. Y es esa sensación de libertad que sintió, la que no le dejó nunca más quedarse observando detrás de la gente, y comenzar a vivir sus propios pasos, que muchos ya antes habían pisado, pero que cada una de sus ruedas los hacia de nuevo únicos.


jueves, 4 de octubre de 2012

Ha llegado tu hora.

Desde su habitación puede notar como se tensa el ambiente y la tonalidad de sus voces aumenta. De nuevo él comienza a gritar a su esposa, sin motivo aparente, al parecer ya como costumbre casi diaria.
La niña, sabe lo que está pasando, lo ha vivido demasiadas veces, coge sus cascos, enciende su música y atrapada en su habitación intenta evadirse del problema, como su madre tantas veces le ha dicho. La niña, ha crecido entre esos gritos, no conoce otra forma de familia. A
pesar de que hoy cumpla los dieciséis, su corazón nunca ha contado todo lo que ha vivido, y tiene demasiadas preguntas sin respuesta y demasiado dolor acumulado.
Los gritos del hombre se elevan y elevan hasta la categoría de insulto, con la finalidad de dejar la mente de la mujer destrozada de nuevo. Pero hoy la música no consigue ahuyentar esas palabras llenas de superioridad, y a cada una que escucha su rabia va creciendo y creciendo. Siempre ha acabado como una discusión más, pero hoy parece que él se ha propuesto arrasar como un tornado sin dejar ningún motivo por el que su mujer pueda seguir sonriendo y, de repente lo hace, como un único aplauso suena, y un silencio solamente acompañado por un llanto  es lo que queda.
Era la gota que faltaba para que el vaso de la niña se derramara, tira sus cascos al suelo y con una fuerza de mujer sale de su habitación dispuesta a todo.
Encuentra a su querida madre tirada en el suelo, llorando, con la nariz sangrando, y en frente de ella, una silueta llena de orgullo con la mano levantada, la pequeña no piensa y se tira encima de él, no consigue mucho, tan sólo apartarlo, pero suficiente como para poder explicarle de un grito que no volverá a tocarla y que ni se le ocurra seguirlas, algo que debería haber hecho hace mucho tiempo. Ayuda a su madre a levantarse y juntas salen de casa, apoyándose la una en la otra, sin mirar atrás, confiando en que cualquier otro sitio será mejor que este.
Esa niña, que nunca había destacado por nada y se había limitado a esconderse de su propia realidad, hoy ha conseguido enfrentarse al mundo, y comenzar su vida, esa niña dejó de serlo hace mucho tiempo, y hoy ha conseguido demostrárselo al mundo y a ella misma. Hoy sabe de lo que es capaz y que nadie volverá a cambiar su sonrisa, que nadie volverá a decidir su futuro por ella, hoy sabe que ya es una mujer.