Pero ya había acabado el verano, y comenzaba a refrescar, él necesitaba algo de ropa de abrigo, y ella no tenía ganas de que volviera a subir a casa, así que, irrumpiendo el silencio de aquella habitación comenzó a vaciar armarios, cajones y meter todo su contenido en bolsas para, más tarde, dárselas a él. Pero esa cajita verde de joyería de encima de la mesita de noche hizo que se detuviera, que la cogiera entre sus manos y que, al abrirla, abriera paso a todos esos recuerdos que llevaban tres meses bajo llave. En ella se encontraba esa cadena de plata que él nunca se quitaba hasta que la cambió por un cordón de oro que le regalaron, esa cadena tenía algo especial, de ella colgaban dos medallitas, una en la que se veía escrito un "tu y yo" desde hacía 18 años, y otra en la que ponía el nombre de su pequeña y la fecha de su nacimiento.
Demasiados recuerdos en muy poco tiempo desencadenaron una lluvia de lágrimas por parte de la mujer, habían habido malos momentos, pero demasiados buenos como para olvidarlo todo tan pronto.
Un final no siempre tiene que ser triste, y ella sabía que este no era su final, solo un amargo continuará, y cerrando la cajita, la metió en otra bolsa, sabiendo que los recuerdos no se irían dentro de ella, pero que también le llegarían a él cuando la abriera.
Pd 1: Yo he visto a esa mujer llorar por ese hombre sin que él se lo merezca, ella conseguirá lo que se proponga y vivirá feliz con su hija, él continuará el camino de su vida junto a otra mujer, pero nunca le será fácil olvidarse de su primer amor de verdad.
Pd 2: Mis pequeños seguidores, siento muchísimo haber estado desconectada durante un mes de todo esto, la verdad lo echaba de menos, y estoy segura de que no volverá a pasar tanto tiempo hasta la próxima entrada que publique. ¡Ya somos 14! Nunca pensé que conseguiría seguidores a los que les gustara leer cada una de mis entradas y opinaran sobre ellas, para mí es muy importante y os lo agradezco muchísimo. Un besito para todos y feliz final de semana, que ya no queda nada.